lunes, 7 de marzo de 2011

Sucede que a veces la vida mata y te encuentras
solo y en este corazón no reciclable
se hunden petroleros desahuciados y sospechas
que provocan miopía en lanzadores de puñales.
Sucede que a veces la vida mata y el invierno
saca su revólver, te encañona en las costillas,
te aterran los álbumes de fotos y el espejo,
huele a pino el coche y el mar a gasolina.

...

Pero sucede también
que, sin saber cómo ni cuándo,
algo te eriza la piel

y te rescata del naufragio.

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